MONTERREY.- La familia de un mexicano condenado a muerte en una cárcel de Estados Unidos espera con ansiedad que Rick Perry, gobernador de Texas, “haga justicia” y suspenda la ejecución este jueves, mientras el gobierno mexicano y ONG’s advierten que su condena viola un fallo internacional.
Humberto Leal García, de 38 años y condenado a morir por violar y asesinar en 1994 a una joven de 16 años, se encuentra en la antesala de la muerte en la cárcel de Huntsville (Texas), donde su ejecución está programada para las 6:00.m. hora local de este jueves.
“No perdemos la esperanza… tenemos confianza en que las autoridades verán las cosas como deben de ser y harán justicia”, dijo a la AFP Alberto Hernández, tío político de Leal, en la ciudad de Monterrey (norte de México).
La familia, convencida de que Leal es inocente y que su condena es una muestra de xenofobia, espera un milagro.
Los padres y hermanos del condenado se encuentran a la espera en Texas, donde hace dos días la Junta estatal de Indultos y Libertad Condicional negó posponer la ejecución.
Las autoridades de Texas han ignorado también los pedidos del gobierno del presidente Barack Obama. El 1 de julio el gobierno federal pidió a la Suprema Corte suspender la ejecución aduciendo que “pondría a Estados Unidos en violación irreparable de su obligación frente al derecho internacional”.
Leal forma parte de una lista de 51 mexicanos sentenciados a muerte en Estados Unidos cuyos procesos violan la legislación internacional, según un fallo emitido en 2004 por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pues no se notificó su detención a los consulados como estipula la Convención de Viena.
Pese a ello, uno de esos 51 condenados, José Ernesto Medellín, fue ejecutado en 2008 en Texas, lo que originó una nota de protesta de México al país vecino.
La cancillería mexicana ha solicitado que se suspenda la ejecución de Leal. A la solicitud de clemencia se han sumado los gobiernos de Brasil, Honduras, El Salvador y Suiza, así como la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y diversas organizaciones no gubernamentales.
Amnistía Internacional inició el mes pasado una campaña mundial para pedir a las autoridades texanas suspender la ejecución.
Todos estos esfuerzos resultaron hasta ahora infructuosos y la vida del mexicano depende del gobernador Perry o de una decisión de la Corte Suprema de Justicia estadounidense.
Leal fue sentenciado a la pena de muerte tras ser declarado culpable en forma unánime por un jurado de la violación y asesinato de una adolescente en 1994 en la ciudad estadounidense de San Antonio.
Por el contrario, la defensa alega que la joven, que estaba bajo el efecto de alcohol y drogas, murió accidentalmente al caer sobre una roca cuando Leal trataba de brindarle ayuda tras ser violada en una fiesta.
El reo cumplió el miércoles por la noche el último deseo que se concede a los condenados a muerte, con una cena que consistió en seis piezas de pollo frito acompañadas de salsa pico de gallo (jitomate, cebolla y ají picados), tres tacos de carne asada y tres de guisado, un plato de legumbres y dos bebidas gaseosas, según su familia.
Leal pidió que durante su ejecución estén presentes su abogada Sandra Babcock, su hermana Mary Tello, su amigo Tom Waggoner y sus amigas Miriam Corvina y Marianne Habilite.
“Estamos orando porque Humberto es inocente, es víctima del racismo que existe en Estados Unidos”, añadió Hernández, con gesto apesadumbrado, en el interior de la humilde vivienda de Monterrey donde el condenado pasó parte de su niñez.
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