Los culpables de esta inconformidad son Don Placido Quezada quien es dueño de unas trochileras, y Don Arnoldo López, quien posee un pequeño establo en esa comunidad, tan apartada de la “civilización” como olvidada por las autoridades.
A ello se suma el clima de inseguridad que se respira en el lugar, ante una aparente calma que deja muy palpable el temor de los vecinos, que se niegan a dar cualquier tipo de declaración al respecto, excepto una nota que circula por el pueblo, la cual contiene firmas de vecinos y su demanda que es expuesta de manera simple tal cual aparece en la imagen.
0 comentarios:
Publicar un comentario