El Congreso del estado de Chihuahua aprobó el día de ayer un dictamen que prohíbe la promoción en radio y televisión de artistas que interpreten narcocorridos e impide su contratación para eventos públicos. Las autoridades que han promovido esta ley consideran que los llamados narcocorridos exaltan a los narcotraficantes como "héroes" entre los residentes.
Estas versiones del tradicional corrido mexicano han sido dominantes en aquellos estados de México que han sido especialmente afectados por la violencia de los cárteles de la droga, como Sinaloa y Chihuahua. Éste último ha sido el estado más afectado por los crímenes del narcotráfico. Tan sólo en Ciudad Juárez la lucha entre bandas se ha cobrado la vida de cerca de 9 mil las personas.
Las preguntas que se desprenden son: ¿la prohibición de los narcocorridos influye significativamente en la lucha contra el narcotráfico? y ¿hasta qué punto realmente colaboran éstos en la promoción del narcotráfico? La mayoría de estas composiciones generalmente no busca dar un carácter moral respecto al narcotráfico, sino más bien mostrar vivencias típicas en las que se hallan envueltos dichos personajes. Estas composiciones son producto de la realidad social que retratan. Al igual que el corrido convencional, el narcocorrido pertenece al género épico. Este género es sumamente popular ya que cuenta los hechos legendarios (o sea, que están de alguna forma ligados a la realidad) o ficticios de un personaje o lugar sobresalientes.
Estas obras tienen un valor literario e histórico que hay que analizar con perspectiva. Ahora quizá pueden parecer una forma de apología del narcotráfico (sentencia que es matizable). Sin embargo en el futuro es muy probable que historiadores, sociólogos, literatos y humanistas en general acudan a estos narcocorridos para entender la realidad que hoy se vive en México (u otros países afectados por este mismo fenómeno). En pocas palabras, estas obras son también un legado de información, conocimiento y en algunos casos, de creatividad literaria.
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