Javier Sicilia es un luchador social formado desde los ochenta en las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), que pretendían influir en la transformación social y democrática de México y Latinoamérica en aquellos años.
Hoy, el poeta está al frente de un movimiento nacional de protesta que el miércoles 6 de abril se expresó con marchas simultáneas en 38 ciudades. Su causa: acabar con la violencia desatada por la guerra contra el narcotráfico y que ha cobrado ya más de 35 mil vidas, una de ellas la de Juan Francisco Sicilia, su hijo.
Horas antes de la marcha que encabezó en Cuernavaca, Javier Sicilia fue convocado y aceptó hablar con Felipe Calderón en Los Pinos. Le dijo al presidente que el país está en una emergencia nacional y le pidió cambiar la estrategia que ha seguido hasta ahora en materia de seguridad.
Calderón reconoció que cometió errores, pero advirtió que no iba a modificar su método, narra a Proceso el poeta y colaborador de esta revista. “Tuvimos un diálogo cordial y con mucha claridad en las diferencias. Felipe Calderón reconoció que se ha equivocado. Eso ya es importante: que un presidente pueda tener una autocrítica, que reconozca que es necesario replantear otra serie de cosas. Lamentablemente dijo que no va a cambiar, porque para él es la forma de enfrentarlo (al narcotráfico)”, relata Sicilia, con muestras de cansancio y de duelo en su rostro de barba rala.
Ofrece detalles de la presunta autocrítica de Calderón: “‘He tenido errores’, dijo en algún momento, ‘he tenido equívocos’. Eso es muy importante, porque cuando alguien no hace una cura de humildad y no se hace una autocrítica, entonces hay que temer. Creo que hay en el presidente una capacidad de autocrítica. Evidentemente desató una guerra que lleva cuatro años y medio, sacó al Ejército a las calles, y es muy difícil para él recular. Por eso digo que nos sentemos, no le carguemos la responsabilidad a él. Calderón la desató, se equivocó, pero ya todos estamos aquí y los costos han sido muy altos para todos. Hay que sumarse para encontrar una solución entre todos”.
Este es un adelanto del número 1797 de Proceso, ya en circulación.
Hoy, el poeta está al frente de un movimiento nacional de protesta que el miércoles 6 de abril se expresó con marchas simultáneas en 38 ciudades. Su causa: acabar con la violencia desatada por la guerra contra el narcotráfico y que ha cobrado ya más de 35 mil vidas, una de ellas la de Juan Francisco Sicilia, su hijo.
Horas antes de la marcha que encabezó en Cuernavaca, Javier Sicilia fue convocado y aceptó hablar con Felipe Calderón en Los Pinos. Le dijo al presidente que el país está en una emergencia nacional y le pidió cambiar la estrategia que ha seguido hasta ahora en materia de seguridad.
Calderón reconoció que cometió errores, pero advirtió que no iba a modificar su método, narra a Proceso el poeta y colaborador de esta revista. “Tuvimos un diálogo cordial y con mucha claridad en las diferencias. Felipe Calderón reconoció que se ha equivocado. Eso ya es importante: que un presidente pueda tener una autocrítica, que reconozca que es necesario replantear otra serie de cosas. Lamentablemente dijo que no va a cambiar, porque para él es la forma de enfrentarlo (al narcotráfico)”, relata Sicilia, con muestras de cansancio y de duelo en su rostro de barba rala.
Ofrece detalles de la presunta autocrítica de Calderón: “‘He tenido errores’, dijo en algún momento, ‘he tenido equívocos’. Eso es muy importante, porque cuando alguien no hace una cura de humildad y no se hace una autocrítica, entonces hay que temer. Creo que hay en el presidente una capacidad de autocrítica. Evidentemente desató una guerra que lleva cuatro años y medio, sacó al Ejército a las calles, y es muy difícil para él recular. Por eso digo que nos sentemos, no le carguemos la responsabilidad a él. Calderón la desató, se equivocó, pero ya todos estamos aquí y los costos han sido muy altos para todos. Hay que sumarse para encontrar una solución entre todos”.
Este es un adelanto del número 1797 de Proceso, ya en circulación.
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