Los 250 mil millones de pesos que creció la fortuna del dueño de Carso en ese año equivale a 1.8% de PIB nacional.
Pero más allá de la batalla en esa cumbre tan lejana pero a la que contribuimos todos los días, los datos de la lista de “Forbes” dicen mucho más de México de lo que aparenta. El once mexicano, lo que sería la selección nacional de los ricotes, comienza con Slim y termina con Joaquín “El Chapo” Guzmán (lo del “Chapo” es una de esas típicas jugarretas de “Forbes” para añadir morbo a su lista, pues realmente es imposible saber cuánto tiene el narcotraficante de Sinaloa).
Bien, la suma de las fortunas del número dos, al 11 no alcanzan a Slim o, dicho de otra manera, el señor Slim es más rico que los 10 juntos: Televisa, Grupo Azteca, Minera México, Banorte, etcétera, sumadas no alcanzan para comprar los bienes de Carso. Esa diferencia que podemos observar en la cumbre se reproduce hacia abajo de manera bestial.
Las empresas de Slim generaron en 2010 valor por 685 millones de pesos diarios. Los 250 mil millones de pesos que creció la fortuna del dueño de Carso en ese año equivale a 1.8% de PIB nacional. Por supuesto que no todas la empresas de Slim operan ni generaron su renta en México, pero para darnos una idea, lo que generaron en 2010 equivale a una tercera parte de los que generó todo el país en el mismo año (y encima lo festejamos).
Otro dato que vale la pena revisar es que del once mexicano seis fueron beneficiarios de alguna privatización de la era Salinas. No todos los que recibieron concesiones llegaron a la lista de “Forbes”, algunos literalmente dilapidaron las empresas, pero esta “selección” salió de las fuerzas básicas del salinismo e hicieron su fortuna con empresas que, mal operadas y mal trabajadas, eran del Estado.
Seis de los 11 operan concesiones o son beneficiarios directos de subsidios por parte del Gobierno mexicano (si contamos el beneficio de “preliberación” del “Chapo”, el único mexicano que ha logrado escaparse de una cárcel de alta seguridad, entonces debemos contar siete). Finalmente, cinco de ellos participan en mercados que pueden ser considerados como monopólicos u oligopólicos, con condiciones de mercado más que favorables.
La lista de “Forbes” es una buena radiografía de lo que somos y lo que no somos, de las distorsiones de nuestra economía y de las taras de nuestro sistema económico: favoritismos, inequidad ante la ley, y una economía de mercado donde la mano negra pesa más que la mano invisible.
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