El último día de 2010 quedó marcado con una imagen perturbadora: la de la presunta secuestradora Gabriela Elizabeth Muñiz Tamez, alias La Pelirroja , colgando de un puente en una de las principales avenidas de Monterrey.
Contrario a lo que se pensó en un inicio, no fue una operación de rescate por parte de un comando armado lo que sacó a Muñiz Tamez del penal del Topo, sino que habría sido raptada por una banda rival.
La mujer apareció ayer muerta, pendiendo de una soga en un puente sobre la avenida Gonzalitos.
El cadáver de la mujer que fue excarcelada del penal mediante un plan de criminales organizados, en el que utilizaron a gente de la penitenciaria, fue avistado ayer alrededor de las 7:00 en un puente peatonal de Gonzalitos a la altura de la colonia Mitras.
El cuerpo de la La Pelirroja estaba desnudo del dorso y tanto en la espalda como en el pecho tenía inscrito con tinta negra el nombre de “Yair”.
En un principio, los elementos de la Brigada de Homicidios de la Agencia Estatal de Investigaciones dudaron de que se tratara de Gabriela Elizabeth, porque ahora tenía el cabello teñido de rubio.
Sin embargo, minutos después de iniciar las investigaciones confirmaron que se trataba de ella con los resultados de las pruebas dactilares que le hicieron.
Sus huellas coincidieron con los registros que tienen las autoridades del penal.
Mientras los expertos en la materia realizaban dichas pruebas, el forense examinó el cadáver en el lugar y detectó que tenía diversos golpes y estableció que la causa de su muerte podría haber sido de asfixia por estrangulamiento.
Sin embargo, eso se confirmará con los resultados de la autopsia.
La Pelirroja apareció sin vida cuatro días después de que sus presuntos victimarios la secuestraron, cuando era trasladada por tres celadores del penal del Topo Chico al Hospital Universitario.
Ella tenía un año y cinco meses de haber ingresado a dicho centro penitenciario por ser considerada líder de una banda de secuestradores que operaba en Allende.
Sin embargo, el pasado lunes 27 de diciembre en la noche, el médico que se encontraba de guardia en el reclusorio, Víctor Manuel Martínez González ordenó su traslado de urgencia al referido nosocomio. El doctor dijo que procedió así porque fue amenazado de muerte.
Aunque no habían recibido el apoyo de elementos de Seguridad Pública del Estado, los celadores María Dolores Poblano Lugo, Jorge Aldala Pereyra y José Luis Moneda Guevara la sacaron del penal para cumplir con la orden del médico.
A unos metros del lugar, en el cruce de la avenida Rodrigo Gómez y San Bernabé, fueron interceptados por un comando armado, cuyos integrantes identificaron al grupo delictivo al que pertenecían.
Por esos hechos, la Procuraduría de Justicia arraigó a por 30 días en la casa de seguridad del Barrio Antiguo a los celadores, al médico; así como al encargado de la dirección del penal, José Rodrigo Martínez Llanas, y el jefe de seguridad, Adrián Guerra Segura.
De momento, todos ellos continuarán cumpliendo con el arraigo que ordenó un juez de preparación de Monterrey y será hasta que concluya el plazo, cuando el agente del Ministerio Público resuelva su grado de participación.
La aparición de la presunta secuestradora la mañana de ayer. |
La mujer apareció ayer muerta, pendiendo de una soga en un puente sobre la avenida Gonzalitos.
El cadáver de la mujer que fue excarcelada del penal mediante un plan de criminales organizados, en el que utilizaron a gente de la penitenciaria, fue avistado ayer alrededor de las 7:00 en un puente peatonal de Gonzalitos a la altura de la colonia Mitras.
El cuerpo de la La Pelirroja estaba desnudo del dorso y tanto en la espalda como en el pecho tenía inscrito con tinta negra el nombre de “Yair”.
En un principio, los elementos de la Brigada de Homicidios de la Agencia Estatal de Investigaciones dudaron de que se tratara de Gabriela Elizabeth, porque ahora tenía el cabello teñido de rubio.
Sin embargo, minutos después de iniciar las investigaciones confirmaron que se trataba de ella con los resultados de las pruebas dactilares que le hicieron.
Sus huellas coincidieron con los registros que tienen las autoridades del penal.
Mientras los expertos en la materia realizaban dichas pruebas, el forense examinó el cadáver en el lugar y detectó que tenía diversos golpes y estableció que la causa de su muerte podría haber sido de asfixia por estrangulamiento.
Sin embargo, eso se confirmará con los resultados de la autopsia.
La Pelirroja apareció sin vida cuatro días después de que sus presuntos victimarios la secuestraron, cuando era trasladada por tres celadores del penal del Topo Chico al Hospital Universitario.
Ella tenía un año y cinco meses de haber ingresado a dicho centro penitenciario por ser considerada líder de una banda de secuestradores que operaba en Allende.
Sin embargo, el pasado lunes 27 de diciembre en la noche, el médico que se encontraba de guardia en el reclusorio, Víctor Manuel Martínez González ordenó su traslado de urgencia al referido nosocomio. El doctor dijo que procedió así porque fue amenazado de muerte.
Aunque no habían recibido el apoyo de elementos de Seguridad Pública del Estado, los celadores María Dolores Poblano Lugo, Jorge Aldala Pereyra y José Luis Moneda Guevara la sacaron del penal para cumplir con la orden del médico.
A unos metros del lugar, en el cruce de la avenida Rodrigo Gómez y San Bernabé, fueron interceptados por un comando armado, cuyos integrantes identificaron al grupo delictivo al que pertenecían.
Por esos hechos, la Procuraduría de Justicia arraigó a por 30 días en la casa de seguridad del Barrio Antiguo a los celadores, al médico; así como al encargado de la dirección del penal, José Rodrigo Martínez Llanas, y el jefe de seguridad, Adrián Guerra Segura.
De momento, todos ellos continuarán cumpliendo con el arraigo que ordenó un juez de preparación de Monterrey y será hasta que concluya el plazo, cuando el agente del Ministerio Público resuelva su grado de participación.
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