
“esto ya es el colmo ni el presidente se da esos lujos” agrega la mujer.
A pesar de que las cuentas no le cuadran, la tesorera se dio el gusto de “invertir” 54 mil pesos en el interior de su escondite. Cosa que no es aprobada por ningún ente razonable, sobre todo cuando tienen meses sin pagar adeudos a los proveedores.
Nadie sabe quien es el dinosaurio que protege a Indira González, tampoco se sabe si el alcalde de plano esta tan desinteresado en lo que pasa en el municipio, que se supone gobierna, como para no darse cuenta de las arbitrariedades y aberraciones que se cometen en su nombre, y que hunden cada vez más sus aspiraciones a la diputación por el décimo distrito.