En el libro Los Suspirantes 2012, Ignacio Rodríguez Reyna nos revela que “al gobernar, Enrique Peña sigue el guión. Y ya. Ésa es una opinión bastante extendida. Por ejemplo, el panista Francisco Gárate, quien ha llevado una buena relación con él, ve en Peña Nieto a un político rígido, poco hábil para no hacer lo que esté anotado. ‘Lo tienen con script, no se sale de él. Y cuando lo hace, resbala. Le tienen prohibido salirse del script. Es muy cuidadoso en eso. Hay que reconocerle que es muy obediente, muy disciplinado. Los asesores son todo para él”.
(…) No improvisa mucho. Es verdad que Peña Nieto se mueve en entornos muy controlados. Su jefa de imagen, Margarita Neyra, cuida con celo cada movimiento. Emilio Ulloa narra una escena reciente: “Lo cuidan mucho. Por ejemplo, fue al informe del presidente municipal de Tultepec. Están contados los pasos que tiene que caminar. Se revisan las sillas. Hasta el agua que toma la prueba antes una mujer como medida de seguridad”.
Claro que existen opiniones diametralmente distintas. Por ejemplo, la de Ricardo Aguilar Castillo, dirigente del PRI en el Edomex, quien valora así las cualidades del aspirante presidencial: “Siempre es atractivo atacar a un líder político popular como Peña Nieto, jalar la popularidad que él tiene para jalar los reflectores… El hecho de que esté cumpliendo su palabra, que haya hecho este nuevo estilo de hacer política, genera expectativas nacionales”.
(…) Conforme va pasando el tiempo y emerge la presencia de Carlos Salinas cerca de Enrique Peña, este ha tratado de marcar distancia con el ex presidente, sin que consiga hacerlo.
(…) Algunas de las aficiones personales de Enrique Peña: le siguen gustando los grupos ochenteros como ABBA, las canciones románticas de Celine Dion; mata por unas quesadillas; usa relojes Victorinox Swiss Army; su ciudad preferida es París; le agrada beber tequila, vodka o whisky; usa loción Carolina Herrera y productos Clinique para el cuidado del rostro y de la piel, y entre sus películas favoritas se encuentra Un ángel enamorado.
(…) La carga erótica y su atractivo son sus activos. Y por supuesto, La Gaviota. Enrique Peña sale todos los días en el noticiero, pero si se suma a la audiencia de las telenovelas, La Gaviota tiene más votos que él.
Acerca de Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Granados Chapa nos dice, en el mismo libro, que “si a la Presidencia de la República se arribara por escalafón, o si su ocupante fuera escogido por un cazador de talento a partir de sus vivencias profesionales y su experiencia de vida, Manlio Fabio Beltrones tendría acaso las mayores posibilidades de suceder en 2012 a Felipe Calderón. Su experiencia incluye una carrera administrativa que lo llevó hasta la subsecretaría de Gobernación; su desarrollo legislativo lo hizo no sólo diputado y senador sino presidente de los órganos de elección de una y otra cámaras.
(…) Como su amigo y paisano Luis Donaldo Colosio, con quien mantuvo una breve rivalidad debido a que tenían expectativas semejantes, y que se atenuó hasta desaparecer cuando eligieron metas políticas distintas, Beltrones es fruto de la cultura del esfuerzo.
(…) La crisis del tricolor en 2006, con un candidato presidencial derrotado por segunda vez, Elba Esther expulsada y un débil presidente del CEN, generó un reacomodo de fuerzas. Beltrones convenció a varios gobernadores de que apoyaran su pretensión de encabezar el grupo parlamentario en Xicoténcatl. (…) En ese momento marcó el comienzo del enorme poder que luce y ejerce Beltrones.
Si no es candidato presidencial y presidente de la República, sus años en el Senado constituirán la brillante culminación de su carrera. Su activismo político lo ha dotado de una gran presencia, por supuesto en Xicoténcatl pero también más allá. A despecho de su pálida aparición en las encuestas, que no parece preocupar a un hombre que conoce el valor del tiempo político, es claro aspirante a la candidatura de su partido, sin abatirse ante la figura de Enrique Peña Nieto.
Hasta aquí dos breves reseñas de los finalistas en la carrera presidencial del PRI. Dos cartas muy distintas entre sí, aunque por ahora compartiendo un mismo objetivo.
(…) No improvisa mucho. Es verdad que Peña Nieto se mueve en entornos muy controlados. Su jefa de imagen, Margarita Neyra, cuida con celo cada movimiento. Emilio Ulloa narra una escena reciente: “Lo cuidan mucho. Por ejemplo, fue al informe del presidente municipal de Tultepec. Están contados los pasos que tiene que caminar. Se revisan las sillas. Hasta el agua que toma la prueba antes una mujer como medida de seguridad”.
Claro que existen opiniones diametralmente distintas. Por ejemplo, la de Ricardo Aguilar Castillo, dirigente del PRI en el Edomex, quien valora así las cualidades del aspirante presidencial: “Siempre es atractivo atacar a un líder político popular como Peña Nieto, jalar la popularidad que él tiene para jalar los reflectores… El hecho de que esté cumpliendo su palabra, que haya hecho este nuevo estilo de hacer política, genera expectativas nacionales”.
(…) Conforme va pasando el tiempo y emerge la presencia de Carlos Salinas cerca de Enrique Peña, este ha tratado de marcar distancia con el ex presidente, sin que consiga hacerlo.
(…) Algunas de las aficiones personales de Enrique Peña: le siguen gustando los grupos ochenteros como ABBA, las canciones románticas de Celine Dion; mata por unas quesadillas; usa relojes Victorinox Swiss Army; su ciudad preferida es París; le agrada beber tequila, vodka o whisky; usa loción Carolina Herrera y productos Clinique para el cuidado del rostro y de la piel, y entre sus películas favoritas se encuentra Un ángel enamorado.
(…) La carga erótica y su atractivo son sus activos. Y por supuesto, La Gaviota. Enrique Peña sale todos los días en el noticiero, pero si se suma a la audiencia de las telenovelas, La Gaviota tiene más votos que él.
Acerca de Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Granados Chapa nos dice, en el mismo libro, que “si a la Presidencia de la República se arribara por escalafón, o si su ocupante fuera escogido por un cazador de talento a partir de sus vivencias profesionales y su experiencia de vida, Manlio Fabio Beltrones tendría acaso las mayores posibilidades de suceder en 2012 a Felipe Calderón. Su experiencia incluye una carrera administrativa que lo llevó hasta la subsecretaría de Gobernación; su desarrollo legislativo lo hizo no sólo diputado y senador sino presidente de los órganos de elección de una y otra cámaras.
(…) Como su amigo y paisano Luis Donaldo Colosio, con quien mantuvo una breve rivalidad debido a que tenían expectativas semejantes, y que se atenuó hasta desaparecer cuando eligieron metas políticas distintas, Beltrones es fruto de la cultura del esfuerzo.
(…) La crisis del tricolor en 2006, con un candidato presidencial derrotado por segunda vez, Elba Esther expulsada y un débil presidente del CEN, generó un reacomodo de fuerzas. Beltrones convenció a varios gobernadores de que apoyaran su pretensión de encabezar el grupo parlamentario en Xicoténcatl. (…) En ese momento marcó el comienzo del enorme poder que luce y ejerce Beltrones.
Si no es candidato presidencial y presidente de la República, sus años en el Senado constituirán la brillante culminación de su carrera. Su activismo político lo ha dotado de una gran presencia, por supuesto en Xicoténcatl pero también más allá. A despecho de su pálida aparición en las encuestas, que no parece preocupar a un hombre que conoce el valor del tiempo político, es claro aspirante a la candidatura de su partido, sin abatirse ante la figura de Enrique Peña Nieto.
Hasta aquí dos breves reseñas de los finalistas en la carrera presidencial del PRI. Dos cartas muy distintas entre sí, aunque por ahora compartiendo un mismo objetivo.
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