El Universal
CHIHUAHUA.— Primero fue la pobreza extrema en su natal San Salvador, luego la barbarie con que dos hombres la ultrajaron, y ahora la pequeña Verónica espera la compasión del gobierno de Estados Unidos para poder reunirse con sus padres, a los que no ve casi desde que nació. Así, a sus ocho años la niña apenas se asoma a la vida y ya tiene una larga historia de vejaciones.
El pasado miércoles el Instituto Nacional de Migración anunció que la deportaría, pero gracias al plantón que un grupo de mujeres hizo frente al Palacio de Gobierno, ayer autoridades federales le otorgaron una visa humanitaria y la dejaron en custodia de su abuela paterna.
Hace siete años sus padres migraron a Estados Unidos en busca de una mejor vida y la niña se quedó con su abuela materna. Pero hace un par de meses los maras amenazaron con secuestrar y matar a la pequeña si no les pagaban a la semana una fuerte cantidad de dinero.
Los padres decidieron pagar a un viejo conocido para que se las llevara hasta Los Ángeles.
El 6 de abril pasado la abuela de la menor entregó una parte de los 7 mil dólares pactados a un pollero. El acuerdo fue que un traficante de indocumentados, identificado como René, la llevaría a California, donde se encontraría con su madre y le pagaría el resto del dinero.
Verónica, René y otros tres hombres salieron de El Salvador y se internaron en México. Durante dos semanas recorrieron varias ciudades; pero dos de esos hombres abusaron sexualmente de la menor.
En el trayecto de Torreón a Chihuahua, la pequeña contó a una mujer que viajaba en el mismo autobús lo que esos hombres le hacían.
La mujer avisó por teléfono celular a unos familiares, quienes a su vez dieron parte a las autoridades. Cuando el autobús llegó a Chihuahua ya lo esperaban agentes federales y municipales.
René logró escapar, ya que viajaba en otra unidad, mientras que los otros fueron detenidos.
ONG apoya a la menor
Verónica fue internada en el albergue del DIF estatal. Sus padres se enteraron de lo ocurrido —por la difusión del caso en los medios de comunicación— con impotencia: no pueden salir de Estados Unidos porque son indocumentados.
La única persona que cuenta con papeles para vivir en el vecino país es la abuela paterna, Ana Girón, quien a pesar de estar enferma y necesitar una silla de ruedas viajó desde California para encontrarla.
Durante 10 días las autoridades mexicanas se negaron a entregarle a la menor. Con el apoyo del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y de la intervención del gobernador Cesar Duarte ante Relaciones Exteriores, por fin abuela y nieta se reunieron ayer.
Sobre los tres salvadoreños detenidos, el gobierno local informó que a uno de ellos se le abrió un proceso penal por el delito de violación agravada, así como otro en el ámbito federal por tráfico de personas, mientras que los otros dos están sujetos a investigación.
CHIHUAHUA.— Primero fue la pobreza extrema en su natal San Salvador, luego la barbarie con que dos hombres la ultrajaron, y ahora la pequeña Verónica espera la compasión del gobierno de Estados Unidos para poder reunirse con sus padres, a los que no ve casi desde que nació. Así, a sus ocho años la niña apenas se asoma a la vida y ya tiene una larga historia de vejaciones.
El pasado miércoles el Instituto Nacional de Migración anunció que la deportaría, pero gracias al plantón que un grupo de mujeres hizo frente al Palacio de Gobierno, ayer autoridades federales le otorgaron una visa humanitaria y la dejaron en custodia de su abuela paterna.
Hace siete años sus padres migraron a Estados Unidos en busca de una mejor vida y la niña se quedó con su abuela materna. Pero hace un par de meses los maras amenazaron con secuestrar y matar a la pequeña si no les pagaban a la semana una fuerte cantidad de dinero.
Los padres decidieron pagar a un viejo conocido para que se las llevara hasta Los Ángeles.
El 6 de abril pasado la abuela de la menor entregó una parte de los 7 mil dólares pactados a un pollero. El acuerdo fue que un traficante de indocumentados, identificado como René, la llevaría a California, donde se encontraría con su madre y le pagaría el resto del dinero.
Verónica, René y otros tres hombres salieron de El Salvador y se internaron en México. Durante dos semanas recorrieron varias ciudades; pero dos de esos hombres abusaron sexualmente de la menor.
En el trayecto de Torreón a Chihuahua, la pequeña contó a una mujer que viajaba en el mismo autobús lo que esos hombres le hacían.
La mujer avisó por teléfono celular a unos familiares, quienes a su vez dieron parte a las autoridades. Cuando el autobús llegó a Chihuahua ya lo esperaban agentes federales y municipales.
René logró escapar, ya que viajaba en otra unidad, mientras que los otros fueron detenidos.
ONG apoya a la menor
Verónica fue internada en el albergue del DIF estatal. Sus padres se enteraron de lo ocurrido —por la difusión del caso en los medios de comunicación— con impotencia: no pueden salir de Estados Unidos porque son indocumentados.
La única persona que cuenta con papeles para vivir en el vecino país es la abuela paterna, Ana Girón, quien a pesar de estar enferma y necesitar una silla de ruedas viajó desde California para encontrarla.
Durante 10 días las autoridades mexicanas se negaron a entregarle a la menor. Con el apoyo del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y de la intervención del gobernador Cesar Duarte ante Relaciones Exteriores, por fin abuela y nieta se reunieron ayer.
Sobre los tres salvadoreños detenidos, el gobierno local informó que a uno de ellos se le abrió un proceso penal por el delito de violación agravada, así como otro en el ámbito federal por tráfico de personas, mientras que los otros dos están sujetos a investigación.
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