La unida comunidad de la isla mediterránea de Malta podría estar al borde de un cambio fundamental que puede afectar la estructura de su sociedad.
Este sábado, en un referéndum, los ciudadanos de este país profundamente católico decidirán si se debe introducir el divorcio.
Malta es uno de apenas tres países del mundo -además de Filipinas y Ciudad del Vaticano- donde el divorcio no está contemplado en la ley.
Para disolver un matrimonio en Malta se requiere que la pareja fije domicilio en el extranjero o, si uno de los cónyuges no es maltés, puede solicitar el divorcio en su propio país y ese divorcio, a su vez, puede ser registrado en Malta.
Las únicas opciones disponibles en Malta son la separación legal a través de los tribunales, o una anulación eclesiástica, un proceso complejo que puede tardar hasta nueve años.
Los activistas que se oponen al divorcio sostienen que la particular situación de la isla permite que sus matrimonios sean más sólidos, ya que las parejas no tienen la alternativa de poder poner fin legalmente a su unión. También señalan que eso ayuda a que la sociedad de Malta sea una de las más unidas del mundo.
Pero aquellos que están a favor del divorcio aseguran que hay un montón de separaciones en Malta y que a estas personas se les debe permitir casarse, si enamoran de nuevo.
Dos campos
Según el líder de la oposición laborista, Joseph Muscat -quien está personalmente a favor del divorcio- cada semana Malta aprueba un divorcio en el extranjero. Además, diariamente se registran dos separaciones legales ante los tribunales de ese país.
"Jeffrey Pullicino Orlando"
Sin embargo, esta situación puede estar a punto de cambiar.
El año pasado, un parlamentario del gobernante Partido Nacionalista, presentó, junto con otro del opositor Partido Laborista, un proyecto de ley que proponía que las parejas se pudieran divorciar después de haber vivido separadas durante cuatro años, y siempre y cuando se les asignara manutención a los cónyuges y dependientes.
Seguidamente, el primer ministro de Malta, Lawrence Gonzi, sugirió que se celebrara un referéndum sobre el divorcio, lo que provocó un debate apasionado que dividió a la nación en dos campos.
La Iglesia Católica y el gobernante Partido Nacionalista respaldan la compaña por el "No", mientras que el Partido Laborista no ha tomado una postura oficial.
Entre los que piden un cambio se incluyen gran parte de la prensa de la isla, los estudiantes y, por supuesto, aquellos con matrimonios rotos.
El rol de la Iglesia
Jeffrey Pullicino Orlando, el diputado oficialista que presentó el proyecto de ley, dijo que era importante para él que cualquier legislación sobre el divorcio en Malta no contribuya a las rupturas matrimoniales.
"Se trata simplemente de un proyecto de ley que ayudará a regularizar la situación de muchas parejas que se ven obligadas a convivir", le dijo a la BBC.
Separado de su esposa, Pullicino Orlando afirmó que pedirá el divorcio en el extranjero si no se introduce en su propio país, pero aseguró que eso no es algo que muchos malteses pueden hacer.
"Malta es el único país del mundo que no contempla el divorcio, pero sí reconoce aquellos obtenidos en el extranjero. Por lo tanto, si usted tiene los medios económicos para hacerlo puede divorciarse pero si no, entonces no puede", señaló.
"Esto, para mí, es injusto e inaceptable", agregó.
Pullicino Orlando ve el referéndum como algo más que una votación sobre el divorcio; para él se trata de un debate sobre el papel de la Iglesia en la sociedad y el nivel de influencia política y social que ésta tiene en Malta.
"Aprecio el hecho de que la Iglesia debe poder ejercer influencia espiritual, pero no puedo aceptar una situación en la que la Iglesia también ejerce el poder político y administrativo", explicó.
El diputado acusó a la Iglesia en Malta de llevar a cabo tácticas de intimidación, y dijo que algunos de sus sacerdotes han amenazado a los feligreses con negarles la comunión y la confesión si votan a favor del divorcio.
"Yo creo que la Iglesia Católica local va a sufrir, incluso después del referéndum. Se comportó de una manera que es inaceptable. No estoy hablando del arzobispo, pero sus soldados no se han comportado en forma adecuada".
Conflicto
"Monseñor Anton Gouder"
Gouder confirmó que, a pesar de las observaciones formuladas por otros sacerdotes que sugirieron lo contrario, los que voten a favor del divorcio todavía podrán asistir a su iglesia y recibir la confesión y la comunión.
Además indicó que la postura de Malta sobre el divorcio ha hecho de su sociedad algo digno de preservar.
"No tener divorcio es especial en una manera positiva. Las estadísticas muestran que el divorcio provoca más rupturas matrimoniales y un incremento en la cohabitación", señaló.
"El hecho de que no tenemos divorcio en Malta ha contribuido a fortalecer la figura del matrimonio aquí. La mayoría de los malteses se casan, y la mayoría lo hace en la iglesia", expresó.
Empatados
Gouder señaló que el divorcio no es una cuestión religiosa, sino social, y dijo que Malta es uno de los países más fuertes en el mundo en términos de la familia, con algunos de los niños más felices.
"Un segundo o un tercer matrimonio es más débil que el primero, así que es probable que, a través del divorcio, los niños estén expuestos a más estrés y separaciones", expresó.
Gouder está de acuerdo con Orlando Pullicino respecto a que la Iglesia se ha visto afectada por el acalorado debate sobre el divorcio, en el que se hicieron preguntas sobre cuánta influencia debe tener la religión en una sociedad que es oficialmente secular.
"Obviamente, como en otros países, cuando hay una cuestión moral en juego algunas partes de la sociedad lo encuentran útil para atacar a la Iglesia, de modo que si la Iglesia pierde credibilidad, más gente votará en contra de los principios que la Iglesia tiene", dijo.
Las encuestas sugieren que hay un empate entre ambas opciones en el referéndum. Un resultado que se espera el domingo, pero que de cualquier forma, quizás no ponga fin a la discusión.
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