Las horas de Mario Marín como gobernador del estado de Puebla se consumen esta medianoche, aunque con ellas no se desvanecerá el recuerdo del llamado "góber precioso", uno de los políticos más polémicos y vilipendiados del México reciente.
"¿Qué pasó, mi góber precioso... ¡tú eres el héroe de esta película, papá!", fue la frase que le valió el apodo que se volvió sinónimo de corrupción política a ojos de gran parte de la sociedad, apenas diez meses después de su llegada al poder en 2005.
En una sórdida conversación telefónica filtrada a la prensa y que medio país se sabe de memoria, Marín y el empresario Kamel Nacif tramaron el secuestro y vejación de la periodista Lydia Cacho.
Ésta había señalado a Nacif -conocido como "El rey de la mezclilla" por su emporio textil- en su libro "Los demonios del edén" como parte de una red de explotación sexual de menores en el Caribe mexicano.
Político y empresario se conjuraron para dar un escarmiento a la periodista, y la fiscalía de Marín envió un comando policial hasta Cancún para que dieran caza a Cacho. La reportera fue subida a un furgón y, a lo largo de más de mil kilómetros de carretera, amenazada de muerte.
El objetivo final era internarla en una cárcel poblana y que allí fuese violada y vejada. Afortunadamente, la comunidad periodística tuvo noticia del rapto y la presión mediática logró liberarla indemne. El trance convirtió a la periodista en icono del periodismo, catapultó su voz y la erigió en némesis de Marín.
El "góber precioso" cayó entonces en la condición de apestado político para muchos, que no querían arriesgar su imagen a su lado en la portada de un periódico. La prensa comenzó a jugar a buscarlo en los rincones de las fotografías de actos públicos nacionales.
Una de las escasas ocasiones en las que se le pudo ver caminando al lado del presidente Felipe Calderón fue en diciembre, tras la explosión de un oleoducto que acabó con la vida de 29 personas en la localidad poblana de San Martín Texmelucan.
Sin perder el apoyo de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), Marín evitó asimismo que la Suprema Corte lo condenara por abusos a los derechos humanos, al considerar los magistrados que el secuestro de Cacho no fue grave.
La decisión de la justicia suscitó el rechazo de grupos activistas contra la trata sexual y simpatizantes de la causa de Cacho; la periodista decidió apelar a instancias internacionales.
El fallo fue calificado por la periodista Carmen Aristegui, una de las comunicadoras de mayor credibilidad del país, como falto de "altura de miras".
En la esfera de gobierno, el priista ha sido señalado por prácticas poco transparentes, sobre todo en cuestiones de desarrollo urbano. "Situó a miembros de su familia en posiciones clave (...), sería imposible enumerar en este espacio los muchos rasgos de autoritarismo perpetrados", acusa hoy en el diario Reforma uno de los decanos de la prensa nacional, Miguel Ángel Granados Chapa.
El teléfono le jugó a Marín otra mala pasada de cara a las elecciones de 2010 en Puebla, un estado donde el PRI había dominado las últimas ocho décadas (el partido gobernó el país de 1929 a 2000, en lo que Vargas Llosa llamó "la dictadura perfecta").
Aunque por ley Marín no podía ser reelegido, la guerra sucia entre los partidos sacó a la luz una nueva conversación telefónica suya, ésta vez con una menor con la que supuestamente mantuvo una relación cuando era alcalde de Puebla (capital).
A pesar de que en 2007, el PRI pudo salir no sólo indemne sino fortalecido tras el escándalo Cacho en las elecciones estatales -ganó 151 municipios de 217-, en 2010 los comicios se decantaron a favor del conservador y rival Acción Nacional (PAN).
Su candidato, Rafael Moreno Valle, asumirá mañana el cargo, con la duda por parte de los analistas de si rebuscará lo que el "góber precioso" barrió bajo la alfombra y buscará enjuiciarlo por supuestas prácticas corruptas.
Según publicó recientemente Lydia Cacho en su columna periodística, Marín se baja de la gobernación pero no tardará en volver a la esfera pública.
"La tranquilidad de Marín, quien siendo gobernador protegiera, con el uso de la Procuraduría de su estado y del poder judicial, a las redes de pornografía infantil, no es gratuita ni ilusoria", afirmó. El "precioso" puede dormir tranquilo, ya que cuenta con el apoyo de la cúpula priista y la promesa de un puesto de senador.
"¿Qué pasó, mi góber precioso... ¡tú eres el héroe de esta película, papá!", fue la frase que le valió el apodo que se volvió sinónimo de corrupción política a ojos de gran parte de la sociedad, apenas diez meses después de su llegada al poder en 2005.
En una sórdida conversación telefónica filtrada a la prensa y que medio país se sabe de memoria, Marín y el empresario Kamel Nacif tramaron el secuestro y vejación de la periodista Lydia Cacho.
Ésta había señalado a Nacif -conocido como "El rey de la mezclilla" por su emporio textil- en su libro "Los demonios del edén" como parte de una red de explotación sexual de menores en el Caribe mexicano.
Político y empresario se conjuraron para dar un escarmiento a la periodista, y la fiscalía de Marín envió un comando policial hasta Cancún para que dieran caza a Cacho. La reportera fue subida a un furgón y, a lo largo de más de mil kilómetros de carretera, amenazada de muerte.
El objetivo final era internarla en una cárcel poblana y que allí fuese violada y vejada. Afortunadamente, la comunidad periodística tuvo noticia del rapto y la presión mediática logró liberarla indemne. El trance convirtió a la periodista en icono del periodismo, catapultó su voz y la erigió en némesis de Marín.
El "góber precioso" cayó entonces en la condición de apestado político para muchos, que no querían arriesgar su imagen a su lado en la portada de un periódico. La prensa comenzó a jugar a buscarlo en los rincones de las fotografías de actos públicos nacionales.
Una de las escasas ocasiones en las que se le pudo ver caminando al lado del presidente Felipe Calderón fue en diciembre, tras la explosión de un oleoducto que acabó con la vida de 29 personas en la localidad poblana de San Martín Texmelucan.
Sin perder el apoyo de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), Marín evitó asimismo que la Suprema Corte lo condenara por abusos a los derechos humanos, al considerar los magistrados que el secuestro de Cacho no fue grave.
La decisión de la justicia suscitó el rechazo de grupos activistas contra la trata sexual y simpatizantes de la causa de Cacho; la periodista decidió apelar a instancias internacionales.
El fallo fue calificado por la periodista Carmen Aristegui, una de las comunicadoras de mayor credibilidad del país, como falto de "altura de miras".
En la esfera de gobierno, el priista ha sido señalado por prácticas poco transparentes, sobre todo en cuestiones de desarrollo urbano. "Situó a miembros de su familia en posiciones clave (...), sería imposible enumerar en este espacio los muchos rasgos de autoritarismo perpetrados", acusa hoy en el diario Reforma uno de los decanos de la prensa nacional, Miguel Ángel Granados Chapa.
El teléfono le jugó a Marín otra mala pasada de cara a las elecciones de 2010 en Puebla, un estado donde el PRI había dominado las últimas ocho décadas (el partido gobernó el país de 1929 a 2000, en lo que Vargas Llosa llamó "la dictadura perfecta").
Aunque por ley Marín no podía ser reelegido, la guerra sucia entre los partidos sacó a la luz una nueva conversación telefónica suya, ésta vez con una menor con la que supuestamente mantuvo una relación cuando era alcalde de Puebla (capital).
A pesar de que en 2007, el PRI pudo salir no sólo indemne sino fortalecido tras el escándalo Cacho en las elecciones estatales -ganó 151 municipios de 217-, en 2010 los comicios se decantaron a favor del conservador y rival Acción Nacional (PAN).
Su candidato, Rafael Moreno Valle, asumirá mañana el cargo, con la duda por parte de los analistas de si rebuscará lo que el "góber precioso" barrió bajo la alfombra y buscará enjuiciarlo por supuestas prácticas corruptas.
Según publicó recientemente Lydia Cacho en su columna periodística, Marín se baja de la gobernación pero no tardará en volver a la esfera pública.
"La tranquilidad de Marín, quien siendo gobernador protegiera, con el uso de la Procuraduría de su estado y del poder judicial, a las redes de pornografía infantil, no es gratuita ni ilusoria", afirmó. El "precioso" puede dormir tranquilo, ya que cuenta con el apoyo de la cúpula priista y la promesa de un puesto de senador.
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